Todo lo que se comparte, crece. Y llegados a este punto en el que ya has tomado conciencia de donde estás, cuidas tu cuerpo con frecuencia, sabes frenar tu mente, tienes una conexión estable con tu alma y has aprendido a disfrutar mayoritariamente la vida, la forma en que seguirás haciendo crecer tu bienestar es compartiéndolo: enseñando a otros a lograrlo de la forma en que más te guste.